Bíblicamente hablando, existe una gran diferencia entre un mediador y un intercesor. Un mediador es uno que pasa o se interpone entre dos partes que disputan. Es quien actúa entre dos partidos con la visión de reconciliar a aquellos que difieren o contienden. El mediador es quien representa a una parte ante la otra para suplir las demandas de ambas partes con el propósito de que haya una reconciliación.
Esta es precisamente la posición de Yeshúa. Él se convirtió en el único mediador del pacto entre el Padre celestial y el hombre por causa de haber cumplido con todas las demandas de la ley de Dios, sus protocolos, darles cumplimiento a las profecías bíblicas, y hacer todo lo que era necesario para ejecutar el plan de redención. Yeshúa se presentó delante del tribunal supremo celestial para pagar la deuda que el hombre tenía con su propia sangre, redimirlo de la iniquidad y el pecado, imputarle Su justicia, darle vida, restablecerlo en el Reino y hacerlo retornar a la plenitud del diseño original para el que fue creado.
Yeshúa es el mediador del pacto entre Dios y los hombres, porque cumplió con toda justicia, completó todo el procedimiento legal para la reconciliación entre ellos. No negoció ningún aspecto del plan, todo fue hecho a la medida perfecta de lo que fue diseñado por el Padre eterno. Lee con atención 1 Timoteo 2:5-6: «Pues hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres: Jesús el hombre, el Mesías, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, cuyo testimonio fue dado en sus propios tiempos». También podemos encontrar una explicación extensa sobre esto en Hebreos 9:15-28.
Esta obra de mediación es el fundamento legal que nos establece y nos respalda en nuestra función de intercesores proféticos. Así como Él nos representa delante del Padre, nosotros como intercesores lo representamos a Él delante de los hombres. Como intercesores somos representantes legales y medios para que los hombres conozcan la obra de redención del Mesías y se reconcilien con el creador. Cada vez que vayas a interceder por alguien, recuerda que esa persona tiene un mediador que lo representa legalmente e intercede por su vida. Así que sume tu posición como intercesor o representante de Dios ante esa persona. Es decir, tú representas los intereses del Reino y eres un vocero de la voluntad del Señor ante esa persona, y no al revés.
La intercesión profética permite el ejercicio del ministerio de la reconciliación
Partiendo del acto de redención del Mesías, todos los intercesores tenemos el ministerio de la reconciliación según lo que establecen las Escrituras en 2 Corintios 5:17–21:
"De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él."
El ministerio de la reconciliación que nos ha sido dado es lo que nos habilita para interceder, hacer petición, oración, proclamación o cualquier otra acción que se requiera a favor de los propósitos del Reino y nuestro Rey en la tierra y la redención, restauración y restitución del hombre.
Al estar la intercesión profética fundamentada en la obra de mediación del Mesías podemos decir que el propósito principal de interceder proféticamente es cumplir con el ministerio de la reconciliación que nos ha sido dado. Todos los hijos del Señor tenemos el mismo ministerio, es decir, servimos para que el hombre se reconcilie con Dios. Este es el ministerio mas importante que tiene el intercesor profético. Recuerda que los oficios ministeriales, el apóstol, el profeta, el pastor, maestro y el evangelista, son para perfeccionar a la familia del Señor para el cumplimiento del ministerio de la reconciliación. Toda nuestra acción en el reino debe ir dirigida a este propósito, que el hombre se reconcilie con su Creador, el Padre celestial.
Si cada intercesor se ve como un reconciliador y asume su responsabilidad de ser un instrumento para que el hombre se reconcilie con el Señor, te aseguro que veremos el movimiento evangelístico mas portentoso de la historia que va a sacudir a las naciones. El evangelismo o proclamar el mensaje de reconciliación no es solo el trabajo de los evangelistas o de los ministros que dirigen una congregación, es el trabajo de toda la nación del Señor, por ende, es el trabajo principal de un intercesor profético.
Abre tus ojos, mira, las naciones están listas, es el momento para cumplir con el gran ministerio que te ha sido otorgado por el Señor. Sal de los parámetros que el sistema religioso te ha tratado de recluir y cercenar, llevándote a ver el ministerio como algo que es para unos pocos, cuando TODOS tenemos el mismo ministerio de la reconciliación, aunque lo cumplamos en forma diferente por causa del don, la unción y el oficio ministerial que nos haya sido impartido.
El intercesor profético es un reconciliador, que debe honrar la obra de redención del Mesías proclamándola, enseñándola, mostrando su poder a través de la liberación del cautivo, sanando a los enfermos, sacando de la ignorancia a quienes esta oprimidos.
Bendiciones, Dios les bendiga, soy Inés Herrera de Venezuela, encontré por casualidad o causalidad para mejor decir, una de sus enseñanzas en Youtube, y cada día oigo las proclama y estoy aprendiendo, me gustaría algunos de sus talleres pero por situación económica no puedo, en fe de algún momento si. Muchas bendiciones y gracias a Dios
ResponderEliminarpor su ministerio
Hola, gracias por escribirme. Nuestros talleres y cursos son economicos pero siempre podemos dar becas de estudios. Por favor llama al 1786-2958243 y ahi te darán el cupón.
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