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La Identidad es Revelada Progresivamente

La identidad es revelada progresivamente

El hecho de conocer quién eres espiritualmente es un proceso de revelación progresivo, es decir, que no es una información que adquieres de la noche a la mañana por leer un artículo o escuchar una predicación o estudiar un capítulo de la Biblia. Es un proceso que depende de varios aspectos que se conjugan para demostrarte paso a paso quién eres.

Más que eso, es una revelación que surge de la búsqueda y de la vivencia que tienes con el Padre celestial. De hecho, este conocimiento emana de Dios, está codificado en tu Espíritu y en tu ADN, pero no ha sido descubierto por tu mente consciente. No en vano las Escrituras Bíblicas nos dicen «renovaos en el espíritu de vuestra mente» , mostrando que hay una desconexión entre lo que sabe tu Espíritu y lo que entiende tu mente.
Este proceso de revelación logra que tu cerebro conozca, entienda y acepte la revelación que fue impartida por el Padre en tu espíritu y puedas caminar en la plenitud de esta verdad. Una vez que empiezas a indagar en esta dirección, el Espíritu Santo, quien fue enviado por Yeshúa para llevarte a toda verdad, hace su trabajo y te sumerge en una experiencia en la que no solo deposita información en ti, sino que te da principalmente entendimiento de quién eres en realidad y, por consiguiente, el propósito para el que fuiste creado. Por supuesto, ya que es algo que está dentro de ti, podemos decir que Él te hace recordar lo que habías olvidado.

La revelación de la identidad depende de tu relación con Yeshúa
Si me preguntas cuál es la llave maestra que necesitas para descubrir tu verdadera identidad tendría que decirte que es la relación que tengas con Yeshúa. Debe ser un vínculo que este fundamentado en su obra de redención, en Su palabra y su verdad, y que sea desarrollado a través de en una comunicación y  búsqueda diaria que te lleve a entender realmente quién eres y por qué fuiste creado de esa forma por varias razones fundamentales:

    a. Yeshúa vino para hacerte despertar del sueño profundo en el que estaba tu Espíritu. Él es quien te despierta y te hace recordar quién eres, cuál es tu origen y a dónde regresarás. Según 1 Corintios 15: 45-49, Yeshúa es el segundo Adán que nos vino a mostrar el diseño del hombre espiritual que el Padre creó, un espíritu vivificante que pertenece al Reino de los cielos. Entonces, observa lo que Yeshúa decía acerca de su identidad, lo que le había sido dado y todo lo que podía hacer, porque Él es nuestro punto de referencia en quienes somos, podemos y tenemos. Él en sus propias palabras nos dijo: «En mi nombre harán cosas mayores» , y las haremos a través de su Santo Espíritu que vive en nosotros.

    b. Yeshúa pagó el precio para redimirte, reconciliarte, restaurarte y restituirte a la condición original en la que el Padre te creó. Así que cuando te conectas con Él y Su obra de redención, eres legalmente posicionado a tu condición original: «En mi nombre harán cosas mayores» . Tu identidad es un asunto que se resolvió en el tribunal supremo celestial, en donde el Señor se tuvo que presentar con Su sangre y con todo lo que había sido demandado para poder otorgarnos la libertad de la iniquidad, la muerte, el pecado, la esclavitud y la orfandad y devolvernos a nuestra verdadera identidad .

    c. Yeshúa te devuelve tu legalidad dentro de Su Reino como ciudadano, Hijo legal, sacerdote, o Cohen, y juez. Cómo dice 1 Pedro 1: 18-21, Él te compró a precio de sangre y te sacó de la esclavitud de la iniquidad y de la muerte. Entonces, te convirtió en  Su esclavo, pero al recibir Su Espíritu tu condición cambió de inmediato y recibiste la adopción con el que convertiste en un hijo legal del Padre celestial para que puedas reconocer y disfrutar nuevamente de su paternidad con todos sus beneficios y deberes . Entender y aceptar que pasamos de ser esclavos a hijos legales provoca una transformación profunda en nuestras vidas y en la relación que tenemos con el Señor.

    d. Yeshúa es quien te conduce al Padre celestial y te conecta legalmente con Su paternidad. Esto es esencial, porque el Padre es tu fuente primigenia, es decir, tu progenitor, tu creador, el único que te puede revelar quién eres en realidad, porque es Él quien lo hizo con sus manos para su propósito. Es su paternidad la que te sana y te libera de las huellas de la orfandad en la que has vivido y que han dejado secuelas profundas, como la confusión, el miedo, el sentido de abandono, los problemas de autoestima y la falta de propósito. Es en la intimidad con el Padre celestial en donde empiezas a conocerlo, y cuando le conoces a Él te estás conociendo a ti mismo, ya que él te creó a Su imagen. Conectarte con tu Padre que está en los cielos es el inicio del descubrimiento de tu identidad espiritual.

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