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Beneficios de Ser un Intercesor Profético

Convertirse en un intercesor  profético es un llamado profundo y transformador que tiene el potencial de cambiar significativamente tu vida y la vida de quienes te rodean. A través de la intercesión profética , no solo te conectas con Dios más profundamente, sino que también juegas un papel crucial al traer cambio y transformación a tu comunidad y más allá. Para Continuar, verás algunos de los resultados que puedes esperar si emprendes este viaje de transformación. ​ 1. Relación con Dios. Uno de los profundos beneficios inmediatos de la intercesión profética es el fortalecimiento de tu relación personal con Dios. Al dedicar tiempo a la oración y a la escuchar la voz de tu Padre celestial, puedes desarrollar una relación más íntima .con Él.   Como dijo el profeta David:"El Señor es mi roca, mi fortaleza y mi libertador; mi Dios, mi peña, en quien me refugio". (Salmo 18:2). Esto te permitirá discernir mej...
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Profecía Para Costa Rica

Esta palabra la recibí para Costa Rica en el mes de mayo del 2024 en el marco de la celebración de la fiesta de Pentecostés (Shavuot)   Dice el Señor: “Cambiaré los vientos en Costa Rica, cambiaré todo el movimiento, la operatividad y la dinámica profética y apostólica que se ha visto en el país. Hay una generación de relevo que ha estado escondida y he dado la orden: ¡Salgan, porque es el tiempo para ustedes! Serán levantadas nuevas voces proféticas y se activará la nueva generación de profetas que serán anunciadores portentosos, estruendosos, que irán delante de mi pueblo, serán como la punta de una flecha, que irrumpirán con su presencia y mensaje, tendrán frente de pedernal. Tendrán en sus bocas los imperativos del Rey de reyes y las llaves que abrirán códigos. Escuchen los vientos y las montañas lo que dice Su hacedor: ¡Salgan de sus cuevas la nueva  generación de relevo que había sido escondida! Preparasen los nidos de águilas para soltar a los aguiluchos, den la or...

¿A quién representas cuando Intercedes, a Dios o a los Hombres?

Entender nuestra posición a la hora de interceder es de extrema importancia. La pregunta que debes hacerte es: «cuando intercedo ¿a quién estoy representando? ¿A Dios o a los hombres?». Cuando haces un acto de intercesión puedes asumir cualquier posición de representación, pero si quieres ser un intercesor profético verdadero, entonces tu posición es representar al Padre delante de los hombres. En tu posición profética, tu trabajo es abogar, defender, intervenir, influenciar, batallar a favor del Padre y Su voluntad delante de los seres humanos. Tener otra posición te hace errar y apoyar la agenda paralela que crea el hombre, que está alejada totalmente del diseño divino. Cuando tratas de interceder a favor de alguien sin conocer cuál es la voluntad del Señor para esa persona asumes una posición de representación equivocada. Desde esa posición tratarás de convencer a Dios de que obre a favor de la voluntad de ese ser humano, pero ese no es tu trabajo ni para lo que fuiste investido de ...

El Fundamento de la Intercesión Profética

Bíblicamente hablando, existe una gran diferencia entre un mediador y un intercesor. Un mediador es uno que pasa o se interpone entre dos partes que disputan. Es quien actúa entre dos partidos con la visión de reconciliar a aquellos que difieren o contienden. El mediador es quien representa a una parte ante la otra para suplir las demandas de ambas partes con el propósito de que haya una reconciliación. Esta es precisamente la posición de Yeshúa. Él se convirtió en el único mediador del pacto entre el Padre celestial y el hombre por causa de haber cumplido con todas las demandas de la ley de Dios, sus protocolos, darles cumplimiento a las profecías bíblicas, y hacer todo lo que era necesario para ejecutar el plan de redención. Yeshúa se presentó delante del tribunal supremo celestial para pagar la deuda que el hombre tenía con su propia sangre, redimirlo de la iniquidad y el pecado, imputarle Su justicia, darle vida, restablecerlo en el Reino y hacerlo retornar a la plenitud del diseño...

¿Quién soy para Dios?

Responder a la pregunta de ¿Quién soy, qué tengo y qué puedo hacer? corresponde a un proceso complejo que es distinto para cada quien, pero un buen inicio, es poder  formulárnosla.  Antes yo basaba mi respuesta en la realidad que estaba enfrentando, cómo me sentía y la percepción que tenía de mí misma. No obstante, me di cuenta de que estos referentes me llevaban a vivir en una montaña rusa de emociones que me generaba mucha confusión. Un día me sentía la mujer maravilla y el otro día me sentía peor que un gusano. Estos altibajos emocionales me llevaron a la conclusión de que mis referentes estaban equivocados y que debía hacer algo al respecto. Así que decidí ir a la fuente, a mi origen, a mi Padre celestial que es perfecto, porque nunca cambia. Dios no está sujeto a la realidad humana ni a las emociones o incluso a la distorsión que puede provocar una percepción subjetiva. Fue a la luz de todas estas cosas que yo decidí que las palabras de mi creador serían las que regirían ...

La Identidad es Revelada Progresivamente

La identidad es revelada progresivamente El hecho de conocer quién eres espiritualmente es un proceso de revelación progresivo, es decir, que no es una información que adquieres de la noche a la mañana por leer un artículo o escuchar una predicación o estudiar un capítulo de la Biblia. Es un proceso que depende de varios aspectos que se conjugan para demostrarte paso a paso quién eres. Más que eso, es una revelación que surge de la búsqueda y de la vivencia que tienes con el Padre celestial. De hecho, este conocimiento emana de Dios, está codificado en tu Espíritu y en tu ADN, pero no ha sido descubierto por tu mente consciente. No en vano las Escrituras Bíblicas nos dicen «renovaos en el espíritu de vuestra mente» , mostrando que hay una desconexión entre lo que sabe tu Espíritu y lo que entiende tu mente. Este proceso de revelación logra que tu cerebro conozca, entienda y acepte la revelación que fue impartida por el Padre en tu espíritu y puedas caminar en la plenitud de esta verdad...

El Descubrimiento de mi Identidad y Propósito

Mi identidad es lo que me define. Son los rasgos que me caracterizan y me diferencian de otras personas. Es la conciencia que tengo de mí misma y cómo interpreto mi realidad. Es como la huella dactilar que me hace ser única y especial. La identidad se forma en nuestra mente a lo largo de nuestras vidas, a través de las vivencias que tenemos, el entorno en el que estamos sumergidos, la cultura en la que crecemos, la información y la formación que recibimos. Pero existe un factor determinante en la formación de la identidad que la mayoría de los seres humanos no toma en cuenta por falta de conocimiento y que genera una distorsión y gran confusión en el hombre. Lo que pasa es que nuestro espíritu ya tiene una identidad y un propósito codificado desde su creación, pero al estar separado del Padre celestial está dormido. De esta manera, no puede recordar quién es y no puede suministrarle esa información a la mente, dejándole sin la pieza más relevante y necesaria para que cree una identidad...